martes, 25 de noviembre de 2008

HOMBRES LOBO




Hombres-lobo, también conocidos como licántropos, son personajes mitológicos que poseen la habilidad de transformarse en lobo, ya sea por voluntad propia gracias al uso de la magia, o por estar bajo el efecto de una maldición. El cronista medieval Gervase de Tilbury asoció la transformación con la aparición de la luna llena; sin embargo, existe evidencia de que la asociación ya existía entre los antiguos griegos, donde aparece testimoniada en los escritos de Petronio. Este concepto raramente era asociado con el de hombre lobo hasta que la idea fue tomada por los escritores de ficción. Transformaciones similares a la de los hombres lobo son comunes en cuentos de todo el mundo, aunque la mayoría de ellas involucran otras formas animales. Los hombres lobo son tema frecuente de obras modernas de ficción y películas, aunque a los hombres lobo ficticios se les atribuyen otras características distintas de las de aquellos que aparecen en los cuentos folclóricos, sobre todo la vulnerabilidad a las balas de plata.





Orígenes de los hombres lobos










Muchos autores piensan que las leyendas de los hombres lobo y los vampiros pueden haber sido usadas para explicar asesinatos seriales en épocas de oscurantismo. Esta teoría ganó credibilidad gracias a la tendencia de algunos asesinos seriales modernos de caer en prácticas comúnmente asociadas con hombres lobo, como canibalismo, mutilación, y ataques cíclicos. La idea (aunque no la terminología), fue bien explorada en la obra seminal de Sabine Baring-Gould El libro de los Hombres lobos. Una reciente teoría se propuso para explicar los episodios relacionados con hombres lobo en Europa durante los siglos XVIII y XIX. El Ergot, que causa una forma de enfermedad producida por un alimento contaminado, es un hongo que crece en cultivos de centeno durante las temporadas de cosecha luego de inviernos muy fríos. El envenenamiento por Ergot generalmente afecta pueblos enteros o a las partes pobres de los pueblos, dando como resultado alucinaciones y convulsiones (el LSD alucinógeno originariamente derivaba del Ergot). El envenenamiento por Ergot fue propuesto como causa de la creencia individual de que uno es un hombre lobo y de que todo el pueblo crea que vio a uno. Esta teoría, sin embargo, es controversial y no fue ampliamente aceptada.










Algunos investigadores modernos intentaron usar enfermedades como la rabia, la hypertrichosis (crecimiento excesivo del cabello en todo el cuerpo) o la porphyria (un desorden enzimático cuyos síntomas incluyen alucinaciones y paranoia) para explicar las creencias en estas criaturas. La porphyria erythropoietic posee características clínicas que incluyen manos y cara peludas, piel poco saludable, orina rosada, color rojizo en los dientes, y fotosensitividad, que hace que los enfermos solo puedan salir de noche. También hay un desorden mental poco común llamado licantropía, en la cual la persona afectada tiene la creencia ilusoria de que ella o él son, o tienen la capacidad de transformarse en otro animal, pero no necesariamente en un lobo. Los mitos de licantropía sobrenatural pudieron tener sus orígenes que los relatos de las experiencias de las personas que quizás sufrieron este trastorno psicótico. Otros creen que las leyendas de los hombres lobo estuvieron inspiradas en parte por el chamanismo y los animales totémicos de las culturas primitivas basadas en la naturaleza.





Etimología de la palabra "Werewolf"



La palabra Werewolf ("hombre lobo" en inglés) deriva probablemente del Antiguo Inglés wer (o were) y de Wulf. La primera parte, wer, se traduce como 'hombre' (en el sentido de hombre masculino, no de raza o humanidad). Tiene palabras de la misma familia en varios dialectos alemanes, incluyendo el gótico wair, el antiguo alemán alto wer, y el antiguo nórdico verr, así como en otros idiomas indoeuropeos, como el latín vir, el irlandés fear, el lituano vyras, y el galés gwr, que tiene el mismo significado. La segunda parte, wulf, es el antepasado de la palabra del inglés moderno 'wolf'; en algunos casos también tuvo el significado general de 'bestia'. Una etimología alternativa deriva de la primera parte desde el Antiguo Inglés weri (to wear); la forma completa en este caso sería glosada como wearer of Wolf skin (usuario de piel de lobo). Relacionado con esta interpretación está el antiguo nórdico ulfhednar, que denota equivalentes lupinos del berseker, aquel que usaba piel de oso en batalla. Otras fuentes derivan la palabra de warg-wolf, donde warg (más tarde werg o wero) está emparentada con el antiguo nórdico vargr, que significa 'granuja' 'forajido' o, eufemísticamente, 'lobo'. Un vargulf era el tipo de lobo que mataba varios miembros de un rebaño pero comía poco de lo que mataba. Esto era un grave problema para los pastores, quienes tenían que destruir de alguna manera la plaga de lobos antes de que destruyera el rebaño entero. Los pastores a menudo colgaban la piel del lobo en la habitación de un niño, creyendo que le daría al bebé poderes sobrenaturales. El término warg fue usado en el Antiguo Inglés para este tipo de lobo y para lo que hoy sería calificado como asesino serial. Posiblemente relacionado está el hecho de que, en la sociedad escandinava, un forajido (que podía ser asesinado sin repercusiones legales y no podía recibir ayuda) era llamado generalmente vargr, o 'wolf' (lobo).










Literatura clásica




En la mitología griega, la historia de Lycaon da uno de los ejemplos más antiguos de la leyenda sobre hombres lobo. Según una de las versiones, Lycaon había sido transformado en un lobo como resultado de la ingesta de carne humana; uno de los que estaban presentes en el sacrificio periódico en el Monte Lycaeon parece haber sufrido la misma suerte. Herodoto en sus Historias nos cuenta que los Neuri, una tribu que él ubica al noreste de Scythia, se transformaban durante unos días al año, y Virgilio conoce con familiaridad la transformación de los seres humanos en lobos.



Hombres Lobos y la Literatura





El estudioso romano Plinio el Viejo, citando a Euanthes, cuenta que un hombre de la familia de Anthius había sido elegido entre muchos para que lo llevaran al lago en Arcadia, donde colgó sus vestimentas en un árbol de cenizas y nadó a través de él, lo que dio como resultado su transformación en lobo, forma que mantuvo durante nueves años. Bajo la condición de que no atacara a ningún ser humano en esos nueve años, sería liberado para que nadara de vuelta y volviera a su forma humana. En la obra latina de prosa, el Satiricón, escrita alrededor del 60 A. de C. por Petronio, uno de los personajes, Niceros, cuenta una historia en un banquete acerca de un amigo que se convierte en lobo. Describe el incidente de la siguiente manera: 'Cuando busqué a mi amigo vi que se había desnudado y apilado sus vestimentas en el borde del camino…orinó en círculo alrededor de sus ropas y entonces, de repente, se convirtió en un lobo…luego de que se transformó en lobo comenzó a aullar y entonces se fue corriendo hacia los bosques'.



Hombres lobos en las culturas europeas




Muchos países y culturas europeas tienen historias de hombres lobo, incluyendo a Francia (loup-garou), Albania (oik), Grecia (lycanthropos), España, México (hombres lobo), Bulgaria (valkolak), Turquía (kurtadam), República Checha/Eslovaquia (vlkodlak), Serbia/Montenegro/Bosnia (vukodlak), Rusia (vourdalak), Ucrania (vovkulak (a), vurdalak(a), vovkun), Croacia (vukodlak), Polonia (wilkolak), Rumania (varcolac, priculici), Macedonia (vrkolak), Escocia (werefolf, wulver), Inglaterra (werefolf), Irlanda (faoladh o conriocht), Alemania (werfolf), Holanda (weerwolf), Dinamarca/Suecia/Noruega (varulv), Noruega/Groenlandia (kveld-ulf, varúlfur), Galicia (lobisón), Portugal/Brasil (lobisomem), Lituania(vilkolakis y vilkatlakis), Letonia (vilkatis y vilkacis), Andorra (home llop), Hungría (vérfarkas y farkasember), Estonia (libahunt), Finlandia (ihmissusi y vironsusi), e Italia (lupo mannaro). En Europa del norte también ha historias acerca de gente que se transforma en animales como osos así como lobos.




Los hombres lobo en la tradición europea a veces eran pueblerinos inocentes y temerosos de Dios que sufrían por la hechicería de otros, o simplemente por un destino desafortunado, y quienes, como lobos, se comportaban de manera muy conmovedora al proteger a sus benefactores humanos. En el poema de Marie de Francia Bisclavret (aprox. 1200), el noble Bizuneh, por razones no explicitadas en la obra, se transformaba en lobo cada semana. Cuando su traidora esposa robó la vestimenta que necesitaba para volver a su forma humana, tuvo que escapar de la persecución del rey y pedirle misericordia para luego terminar siendo su compañero. Su comportamiento en la corte era tan gentil que cuando su esposa y su nuevo marido aparecieron en la corte, su violento ataque hacia la pareja fue considerado justo, y entonces la verdad fue revelada. Otras historias de este estilo incluyen a William y el Hombre Lobo (traducido del francés al inglés cerca del 1350), el cuento de hadas alemán Marchen, en el cual varios aristócratas son transformados temporalmente en bestias. Las leyendas de ulfhednar mencionadas en la saga Vatnsdoela, Haraldskvaeoi, y la saga Volsunga encuentran semejanza con las leyendas de hombres lobo. Los ulfhednar eran soldados parecidos a los bersekers, quienes se disfrazaban con pieles de osos y decían canalizar los espíritus de esos animales para ganar más efectividad en la batalla. Estos guerreros eran muy resistentes al dolor y mataban con crueldad en batalla, como los animales salvajes. Los elfhednar y los bersekers están muy relacionados con el dios nórdico Odín.










En el folclore de Letonia, un vilkacis era alguien que se transformaba en un monstruo con apariencia de lobo, que en ocasiones podía ser benévolo. Otro conjunto de historias tenía que ver con los recolectores de pieles. Los vilkacis y los recolectores tienen probablemente un origen común en la sociedad proto-indoeuropea, en la cual una clase de soldados jóvenes solteros estaban asociados aparentemente con lobos.



Más hombres lobos en las culturas europeas




Según el primer diccionario de serbio moderno (publicado por Vuk Stefanovic-Karadzic en 1818) vukodlak (hombre lobo) y vampir (vampiro) son sinónimos cuyo significado se refiere a un hombre que vuelve desde su tumba con el propósito de tener relaciones con su esposa. El diccionario afirma que este era un cuento folclórico usual. Era común la creencia entre los kashubs y los serbios y eslovenos que habitan en lo que hoy es Polonia del norte, de que si un niño nacía con cabello, marca de nacimiento o una membrana amniótica en su cabeza, se suponía que poseían habilidades de transformación. Aunque capaces de convertirse en cualquier animal que desearan, se solía creer que esas personas preferían convertirse en lobos. Según el folclore armenio, hay mujeres que, como consecuencia de sus pecados mortales, son condenadas a pasar siete años en forma de lobo. En un relato típico, una mujer condenada es visitada por un espíritu con piel de lobo que le ordena que use esa piel, lo que causa que ella entonces adquiera deseos horrorosos de carne humana poco después. La mujer-lobo devoró a cada uno de sus hijos, luego a los de sus familiares en orden de parentesco, y finalmente a los hijos ajenos. Deambula sola por la noche, y las puertas y ventanas se cierran a su paso. Cuando llega la mañana, vuelve a su forma humana y se quita su piel de lobo. La transformación se dice que es involuntaria por lo general, pero hay versiones alternativas que involucran metamorfosis voluntaria.





Hombres lobos en diferentes partes del mundo




El príncipe ruso del siglo XI Vseslav de Polotsk fue considerado hombre lobo, capaz de moverse a velocidades sobrehumanas, como se relata en La Historia de la campaña de Igor: ' Vseslav el príncipe juzgaba a los hombres; como príncipe, gobernaba ciudades; pero de noche se transformaba en lobo. Desde Kiev, merodeaba por Tmutorokan. El camino del Gran Sol, como lobo, merodeando, cruzó. Para él tocaron las campanas de Santa Sofía los maitines temprano en Polotsk; pero escuchó las campanas en Kiev'. Hubo numerosos reportes de ataques de hombres lobo –y juicios en consecuencia- durante el siglo dieciséis en Francia. En algunos de estos casos había evidencia muy clara contra el acusado de asesinato y canibalismo, pero ninguna asociación con lobos; en otros casos, como el de Gilles Garnier en Dole en 1573, hubo evidencia explícita contra lobos pero ninguna contra el acusado. El loup-garou eventualmente cesó de ser visto como un peligro herético y se revirtió hasta llegar a la noción pre-cristiana de 'lobo amigo del hombre'. Los lubins o lupins eran generalmente mujeres y tímidas en contraste con los agresivos loup-garous.




Algunas historias francesas sobre hombres lobos están basadas en eventos documentados. La Bestia de Gévaudan aterrorizó el área de la antigua provincia de Gévaudan, ahora llamada Lozère, en la Francia meridional-central. Entre los años 1764 a 1767, una entidad desconocida mató a más de 80 hombres, mujeres y niños. La criatura fue descrita como un lobo gigante por los sobrevivientes de los ataques, que cesaron luego de la matanza de varios lobos del área. Los lobos aún se encontraban en Inglaterra a fines del 1600, pero se extinguieron hacia 1680. A comienzos del siglo diecisiete la hechicería fue proscrita por James I de Inglaterra, quien consideraba a los 'hombres lobo' como víctimas de alucinaciones inducidas por 'una natural superabundancia de melancolía'. El folclore turco sostiene una visión reverencial de las leyendas sobre hombres lobo, en las que los chamanes asiáticos de Turquía central, luego de ejecutar ritos largos y arduos, se transformaban voluntariamente en el humanoide Kurtadam, que significa literalmente 'Hombre lobo'. Como el lobo era el ancestro animal totémico de los pueblos turcos, ellos tenían gran respeto por cualquier chamán que estuviera en esa forma. Entre las creencia populares de las tierras altas de Etiopía se encuentra el mito de las personas que son capaces de transformarse en hienas a través de la exposición a una maldición o a una asociación explícita con el diablo. Aunque no están ligados con la presencia de la luna llena o de algún otro evento temporal, el mito dice que aquellas personas a menudo realizan la transformación por voluntad propia y a menudo de noche. Los temas están muy relacionados con el fenómeno del mal de ojo, popular en la provincia Gojjam. En la isla caribeña Trinidad, existe la creencia usual de que existe una criatura llamada lagahoo. Se la describe como un cambiador de forma varón, y a menudo dicen verlo en los pueblos.




Maneras de cómo convertirse en hombre lobo




Las leyendas históricas describen una amplia variedad de métodos para convertirse en hombre lobo, uno de los más simples consiste en quitarse la ropa y ponerse un cinturón de piel de lobo, probablemente como sustituto de toda la piel del animal. En otros casos, se frota el cuerpo con un ungüento mágico. También se consideraban modos efectivos de lograr la metamorfosis cuando una persona bebía agua estancada de las huellas del animal en cuestión o si bebía agua de determinados ríos. Olaurs Magnus dice que los hombres lobo letonianos se iniciaban al tomar una copa de cerveza especialmente preparada y repetir una fórmula establecida. Ralston en sus Canciones de los pueblos rusos da una forma de encantamiento todavía familiar en Rusia. Según el folclore ruso, un niño nacido el 24 de Diciembre será un hombre lobo. El folclore y la literatura también cuentan que un hombre lobo puede ser engendrado por dos padres hombres lobo.




En el folclore portugués, brasileño y galiciano, el séptimo hijo es el que se convierte en hombre lobo (lobisomem). En Portugal, la séptima hija se supone que se convertirá en bruja y el séptimo hijo en hombre lobo; el séptimo hijo a menudo recibe el nombre 'Bento' (la forma portuguesa de 'Benedict' que significa 'bendito') ya que se creía que eso evitaba que se convirtiera en hombre lobo más tarde. En Brasil, la séptima hija se convierte en una yegua sin cabeza (tiene fuego en su lugar) llamada 'Mula-sem-cabeça'. La creencia en la maldición del séptimo hijo se expandió tanto en el norte de la Argentina (donde el hombre lobo es llamado lobizón), que los séptimos hijos a menudo eran abandonados, cedidos en adopción, o asesinados. Una ley decretada en 1920 establecía que el presidente de Argentina era el padrino oficial de los séptimos hijos. De esta manera el Estado le otorga al séptimo hijo una medalla de oro en su bautismo y una beca escolar hasta los veinte. Esto terminó efectivamente con los abandonos, pero todavía persiste la tradición por la que el presidente apadrina a los séptimos hijos. En otros casos, la transformación supuestamente era producida por la lealtad satánica a los más odiosos fines, a menudo por el propósito de satisfacer un deseo de carne humana. 'Los hombres lobo, escribe Richard Verstegan (Restitution of decayed intelligence, 1628), son ciertos hechiceros, quienes habiendo untado su cuerpo con un ungüento que hacen con el instinto demoníaco, y poniéndose una faja encantada, no sólo son vistos por otros como lobos, sino que para su propio pensamiento tienen tanto la forma como la naturaleza de los lobos, siempre y cuando usen la faja. Y ellos actúan como lobos reales, merodeando y matando a la mayoría de los criaturas humanas'. Así era la visión sobre la licantropía en el continente europeo cuando Verstegan escribió. El poder de transformar a otros en bestias salvajes fue atribuido no solo a hechiceros malignos, sino también a santos cristianos. Omnes angeli, boni et mali, ex virtute naturali habent potestatem transmutando corpora nostra ('Todos los ángeles, buenos y malos tienen el poder de transmutar nuestros cuerpo') era el dicho de Santo Tomás Aquino. San Patricio se decía que había transformado el rey Vereticus en lobo; San Natalio se supone que maldijo a una familia noble irlandesa cuyos miembros fueron condenados a ser lobos por siete años. En otras historias el agente divino es incluso más directo, mientras que en Rusia, nuevamente, los hombres se supone que se convierten en hombres lobo cuando provocan la ira del demonio. Una notable excepción a la asociación de licantropía con el diablo viene de un poco conocido relato de un hombre llamado Thies. En 1692, en Jurgenburg, Livonia, Thies atestiguó bajo juramento que varios hombres lobo y él eran los Sabuesos de Dios. Afirmaba que eran guerreros que bajaron al infierno para luchar contra brujas y demonios. Sus esfuerzos aseguraron que el demonio y sus seguidores no se llevaran la abundancia de la tierra hacia el infierno. Thies fue muy firme en sus declaraciones, asegurando que los hombres lobo en Alemania y Rusia también habían luchado contra las legiones del demonio en sus propias versiones del infierno, e insistió en que cuando los hombres lobo murieran, sus almas serían bienvenidas en los cielos como regalo por su servicio. Thies fue sentenciado a diez latigazos por idolatría y creencia supersticiosa. A menudo se hace una distinción entre hombres lobos voluntarios e involuntarios. Los primeros generalmente realizan un pacto, usualmente con el demonio, y se transforman en hombres lobo de noche para realizar actos maquiavélicos. Los hombres lobos involuntarios por otra parte, lo son por accidente de nacimiento o salud. En algunas culturas los individuos nacidos durante luna llena o que sufrían de epilepsia eran considerados hombres lobos.



Las vulnerabilidades de los hombres lobos





Los hombres lobos tienen muchas debilidades, de las cuales la más común es la aversión al acónito (una planta que supuestamente crece de hierbas regadas por la saliva de Cerbero cuando Hércules lo sacó del Hades). A diferencia de los vampiros, los hombres lobo no sufren daños de artefactos religiosos como crucifijos y agua bendita. Existieron varios métodos para eliminar a los hombres lobo. El más simple de ellos consistía en un acto de encantamiento (operado sobre uno mismo o sobre la víctima), y otro consistía en la eliminación de la faja o piel del animal. Otras curas posibles podían ser arrodillarse en un lugar durante cien años, ser golpeado tres veces en la frente con un cuchillo, o sacarse al menos tres gotas de sangre. Muchos cuentos europeos incluyen también como cura el acto de tirarle un objeto de hierro al hombre lobo para que revele su forma humana. Es común en la ficción de horror moderna el hecho de convertirse en hombre lobo luego de ser mordido por otro hombre lobo, es decir, por contagio, pero esta forma de transmisión es menos común en la leyenda, junto con otra que dice que uno se puede convertir al ser 'lamido' por un hombre lobo (en este caso la persona continuamente es un hombre lobo pero tiene control total sobre su forma, y no tiene sed de sangre, pero gana fuerza y agilidad).


Licantropía clínica




La licantropía clínica se define como un síndrome psiquiátrico que provoca una alucinación en la persona afectada que hace que crea que es o puede transformarse en un animal. Su nombre está conectado con la condición mítica de la licantropía, una aflicción sobrenatural por la cual las personas dicen que pueden transformarse en lobos. El término therianthropy también se usa a veces para nombrar este tipo de alucinación, aunque no necesariamente tiene que ser un lobo el animal en cuestión.



Síntomas



Las personas afectadas tienen la creencia ilusoria de que se transformaron, o están el proceso de transformarse en otro animal. Esta enfermedad fue asociada con estados alterados de la mente que unen a la psicosis (el estado mental que trastorna la realidad e involucra alucinaciones y delirios) con la transformación que ocurre dentro de la mente del enfermo. Un estudio sobre licantropía del hospital Malean informó de una serie de casos y propuso un criterio de diagnóstico mediante el cual la licantropía pudiera ser reconocida:



Un paciente dice en un momento de lucidez que a veces se siente como si fuera un animal, o que alguna vez se sintió así.




Un paciente se comporta de una manera que se asemeja al comportamiento animal, por ejemplo gime, gruñe o se arrastra.




Según estos criterios, se considera como licantropía clínica a la creencia de una transformación pasada o futura, o al comportamiento que indica que una persona cree que se transformó. Los estudiosos también notaron que a pesar de que la condición parece ser una expresión de psicosis no hay un diagnóstico específico de enfermedad neurológica o mental asociada con las consecuencias de comportamiento.



También parece que la licantropía no se refiere específicamente a la transformación de humano a lobo; una amplia variedad de criaturas forman parte del rango de metamorfosis. Una nota de investigación médica de principios de 2004 lista más de treinta casos publicados de licantropía, de los cuales la minoría poseía temáticas de lobos o perros. Ciertamente, los caninos no son raros, pero la experiencia de transformaciones en hienas, gatos, caballos, pájaros y tigres apareció en varias ocasiones junto con las de sapos, e incluso abejas en algunas instancias. Un estudio de 1989 describe un caso en el que una persona se 'transformó' de humano a perro, a caballo, y finalmente a gato, antes de regresar a existencia humana luego de ser tratado. También hubo informes sobre personas que decían haberse transformado en animales clasificados como 'indeterminados'.

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